viernes, 25 de enero de 2008

Ponencia 2007 Julio César Garcia

Abogado de Comunidades Indígenas Co patrocinante de la Causa Rincón Bomba
LOS DUEÑOS DE LA PALABRA.

Obstinadamente, memoriosamente, a pesar del orden conservador, los indígenas en Argentina, están decididos a que su historia con sus demandas sean escuchadas, los pactos cumplidos y su dignidad recuperada;
Diversamente a lo esperado, a lo planificado por terceros, por intérpretes, por solidarios de hoy y de siempre, a pesar de la urgencia “progre”, el tiempo lo manejan ellos, solo ellos;
Y como dice la lengua melodiosa del juglar, como me reiría ese loco día;
Sus movimientos cortan el aire, su cuerpo se agazapa, salta, se tira al piso, sus ojos brillan, sufren, se desesperan, todo su rostro se transfigura, su lengua, su ser, cuentan y cuentan la historia, seguro estoy de haber escuchado las metralletas, los gritos, el dolor en mi piel, el olor a muerte se hacía insoportable. El pilaga callado ante nosotros, hoy es el dueño de la palabra, el salón de Pozo del Tigre, Formosa, siempre silencioso, ese día fue más silencioso y atento, es un testigo también privilegiado, de cómo el y otros pocos esquivaban las balas allá por el 47 y como la esperanza se mantuvo detallista, intacta, irreductible, para contarnos la verdad, para que la memoria no sea mancillada; esperar, esperar el momento de liberar las riendas de la memoria, clamar justicia y obstinadamente, decididamente no callar, Justicia queremos, Justicia para nuestros muertos, más de mil han sido (Impresiones de un relato de un sobreviviente de la Masacre de Rincón Bomba).
Saben los indígenas del discurso del blanco, del criollo, del huinca, del doxshi, del yurúa, del sihuele, saben que nuestra incultura vacío la palabra y vendió por pocas monedas la historia, la memoria, la verdad y saben que nuestros símbolos de conquistadores siguen intactos, saben que los seguimos tratando como pueblos sin historias, pueblos sin memorias, pueblos sin nombres y por eso quieren que se sepamos su historia, que se cuente su historia, que la memoria colectiva corra el velo de la mentira, el cinismo, la hipocresía, y para que la injusticia sea desterrada.
Saben los indígenas del discurso de negación de su memoria, de su verdad y del clamor de justicia, pero muchas veces hacen como que no saben, hasta que la voz de los ancestros, dice en susurros “hoy es el día ” y la memoria se enseñorea y muestra sistemáticamente cada uno de los nombres de la desmemoria, descubre y redescubre los nombres olvidados, familias enteras masacradas…” Estimados Dres. (reza la misiva) formalmente, fechada en Ibarreta el 22 de Mayo de 2005, quiero que se hagan cargo de la defensa por la pérdida de familiares en la matanza ocurrida en Las Lomitas en el año 1947”, (una decena de nombres, se mezclan en castellano y en su idioma, “ Mis hermanas Logonoté, Casanaque Dintowé, mis abuelos Hiorakché – abuela - y Quetarik – abuelo,” uno a uno en su idioma se van apareciendo ante nuestros ojos…) “…este hecho ocurrió cuando yo tenía ocho años, sigue diciendo. Todos fueron muertos por las balas de la gendarmería….Clemencio Aranda”, el Juez no había escuchado nunca antes la historia, un funcionario impactado pinta lo que su ser siente y que el Pilagá dueño de la palabra y la memoria le contó, quien dijo que los expedientes son fríos.
LA "MATANZA DE RINCON BOMBA"

Sus Orígenes: En la primera mitad del siglo pasado, la deforestación provocada por las empresas tanineras con la explotación indiscriminada del quebracho coadyuvaron a quebrar el equilibrio biológico del monte formoseño en la zona donde vivían los argentinos de etnia Pilaga no permitiendo la sustentación milenaria que sabiamente le habían permitido vivir. Se sumo a ello, a principios de 1.947, las escasas lluvias que agravaron aún mas la carencia de alimentos desatándose una hambruna o epidemia de hambre comenzando a morir de inanición y de enfermedades producto de la falta adecuada de ingestas, el contagio de enfermedades y la inexistencia de asistencia médica.
En el mes de abril de 1.947 miles de braceros Pilagás, Tobas y Wichís son despedidos sin indemnización alguna del Ingenio San Martín de El Tabacal, Salta.. Un mes antes habían
sido traídos caminando cientos de kilómetros, cargando al hombro sus pobres enseres, sus mujeres y sus niños con la promesa que se les pagaría $ 6.- por día. Una vez en El Tabacal se les quiso abonar la suma de $ 2,50.- por día. "...Considerándose defraudados recurrieron ante las autoridades respectivas de El Tabacal y no pudieron obtener justicia, por el contrario, cuando insistieron en sus reclamos fueron despedidos inhumanamente. El pueblo condolido los ayudó dentro de sus posibilidades. Por su parte la comuna estaba dispuesta a que se les adjudiquen unos trabajos para que puedan obtener lo indispensable para costear su alimentación. Del Tabacal volvieron a pie hasta Las Lomitas porque carecían de medios para hacerlo por ferrocarril...". (Diario "Norte", de Formosa del 13 de mayo de 1.947). Allí se reúnen entre 7.000 a 8.000 indígenas según Teófilo Ramón Cruz, Revista Gendarmería Nacional, ed.120-3-1.991.

Las primeras victimas de la hambruna y las enfermedades comenzaron a ser los niños y los ancianos. Luego los hombres y las mujeres. La situación expulsa a esta población a salir de su ámbito natural y buscar ayuda en las poblaciones cercanas, ubicándose en el paraje conocido como "Rincón Bomba". Una delegación encabezada por el Cacique Nola Lagadick y Luciano Córdoba pide ayuda a la Comisión de Fomento de Las Lomitas y al Jefe del Escuadran 18 Las Lomitas de Gendarmería Nacional Comandante Emilio Fernández Castellanos. Sus reclamos, pese a algunas vagas promesas no son resueltos.
Entonces se trasladan hasta un descampado, ubicado a 500 metros, aproximadamente, del pueblo "para que se vean nuestras miserias...". Comienzan a mendigar las madres con sus hijos en brazos, puerta por puerta, pidiendo tan solo un poco de pan. Al principio algunos se solidarizan, inclusive el Jefe del Escuadran de Gendarmería les da yerba y azúcar. Pero al transcurrir de los días las puertas ya no se abren y no se les recibe mas en el Escuadran.
"Mandaron lenguaraces al poblado y lograron se concretara el primero de sus pedidos, consistente en víveres diversos y ropa para vestir (de pies a cabeza) a seis indios, con la misión de posibilitarles su traslado a Buenos Aires para entrevistar a las autoridades y al Presidente Perón. El jefe de Unidad reunió entonces a comerciantes y ganaderos obteniendo de su colaboración víveres y ganado en pie que eran distribuidos por personal del Escuadrón. Así al principio. Pero al poco tiempo, los indios ya no pedían: exigían. De que primero quisieron ver al Presidente en Buenos Aires, es cierto, tan cierto, como que después desistieron proponiendo que el Presidente los visitara a ellos "para que viera como vivían"...hubo muchas indigestiones, y hasta dos muertes, mas la madre del propio Pablito (el cacique). Amanecieron indigestados y debido al fuerte descenso de la temperatura en horas de la noche, resfriados y engripados, aduciendo entonces "haber sido envenenados". El 2: Jefe ordenó movilizar la unidad a bordo de camiones y a pie, reuniéndola en un lugar desde donde pudiera vigilarse el movimiento indígena...". (Comandante Mayor (R) Teófilo Ramón Cruz, ob.cit.).
El Presidente de la Comisión de Fomento, telegráficamente, lo impone de la situación al Gobernador Federal solicitándole el urgente envío de ayuda humanitaria. También se entrevista varias veces con el Jefe del Escuadran de Gendarmería, transmitiéndole la preocupación de los vecinos que temen ser atacados por los indígenas hambrientos.
El Gobernador se comunica diligentemente con el Ministro del Interior de la Nación haciéndole saber la gravedad de la situación y la falta de recursos en el territorio para afrontarla. Este a su vez le hace saber al Presidente Juan Domingo Perón quien ordena inmediatamente, preventivamente, el envío de tres vagones por el ferrocarril General Belgrano, que era el medio de transporte mas rápido de la época para el volumen de carga, con alimentos, ropas y medicinas. La carga llega a la Ciudad de Formosa en la segunda quincena del mes de septiembre consignada al Delegado de la entonces Dirección Nacional del aborigen Miguel Ortiz. Permanece en la estación, a la intemperie, diez días aproximadamente. Enterado el Gobernador Hertelendy de la injustificada demora y consiente de la situación desesperante de los indígenas, conmina por intermedio, del Jefe de la Policía Nacional de Territorios, al Delegado de la Dirección Nacional del aborigen la inmediata partida del Cargamento.
A la estación de Las Lomitas, llega un solo vagón lleno, dos semivacíos, los primeros días de octubre de 1.947, solo con alimentos, la mayoría en mal estado por el tiempo transcurrido entre el envío y la irresponsable dilación en su entrega por parte del Delegado de la Dirección Nacional del aborigen: harina con gorgojos y moho; grasa para cocinar derretida por el calor; azúcar; yerba, galletas en bolsas con moho. Se sabe de algunas ropas y nada de las medicinas. Son distribuidos y consumidos rápidamente por los miles de famélicos, hambrientos, enfermos, semidesnudos y debilitados seres humanos. A las pocas horas comienzan a sentir los síntomas de una intoxicación masiva. Fuertes dolores intestinales, vómitos, diarreas, desvanecimientos y nuevamente la muerte primeramente de los que se encontraban mas débiles que llegó a mas de cincuenta, mayormente niños y ancianos. Los gritos de dolor en las noches de las madres que aún sostienen en sus brazos a sus bebes muertos retumbaban en la noche formoseña. No tenían consuelo. Los primeros son enterrados en el cementerio "cristiano" de Las Lomitas. Al ser tantos se les niega que lo sigan haciendo en el mismo, negándoseles el acceso, no quedándoles otra posibilidad que hacerlo en el monte. Las ceremonias mortuorias, con sus danzas rituales marcadas con el ritmo de instrumentos milenarios, se repiten noche tras noche.
El Jefe del Escuadran lo increpa al Delegado Nacional del aborigen sobre las faltas y el estado de los abastecimientos. Este, al parecer de carácter muy soberbio, le contesta en forma descomedida diciéndole que "...que tanto se preocupaba si al final son indios...". Fernández Castellanos, muy nervioso por la situación que le toca manejar e indignado, seguramente, por el desprecio hacia los indígenas demostrado por Ortiz, le pega una cachetada que lo tira de espaldas en la puerta de su despacho, adelante de algunos de sus subordinados.
Comienza a circular el rumor, lanzado a rodar por no se sabe quien, que aquellas sombras de seres humanos no solo ahora hambrientos, desarmados, indefensos, sino también enfermos, estarían por atacar a no se sabe quien. Las danzas, los cánticos en una lengua desconocida y la música interpretada no deja dormir en las noches calurosas a los habitantes del pueblo como a los hombres y las familias de la Gendarmería Nacional, que viven en el lugar. Se realizan reuniones de vecinos en la sede de la Comisión de Fomento desde donde se le trasmite nuevamente preocupación a las autoridades de Gendarmería Nacional y nuevos telegramas al Gobernador, y comienza hablarse del "peligro indio".
Como consecuencia de ello, Gendarmería Nacional forma un "cordón de seguridad" alrededor del campamento indígena. No se les permite traspasarlo ni ingresar al pueblo. Se colocan ametralladoras en "nidos", en distintos sitios "estratégicos". Ya son más de 100 los gendarmes, armados con pistolas automáticas y fusiles a repetición que día y noche custodian el "ghetto". Día a día aumenta el paradoxismo.
Hasta que sucede lo inexorablemente esperado. En el atardecer del 10 de octubre "...el cacique Pablito pidió hablar con el Jefe (del escuadrón), por lo que concertó una entrevista a campo abierto. Los indios, ubicados detrás de un madrejón, nos enfrentaban a su vez, hallándonos con dos ametralladoras pesadas, apuntando hacia arriba. En los aborígenes (mas de 1.000) se notaba la existencia de gran cantidad de mujeres y niños, quienes portando grandes retratos de Perón y Evita avanzaban desplegados en dirección nuestra".
En tales instantes se escucharon descargas cerradas de disparos de fusil ametralladora, carabinas y pistolas, origen de un intenso tiroteo del que el Cte. Fernández Castellanos ordenó un alto de fuego, pensando procedía de sus dos ametralladoras, lo que no fue así: el 2: Cte. Alia Pueyrredón, sin que nadie lo supiera, hizo desplegar varias ametralladoras en diferentes lugares del otro lado del madrejón, o sea unos 200 metros de nuestra posición y en medio del monte...".
"Contó Orlando (yerno del gran cacique y "pi'ogonaq" (líder religioso - médico indígena) de Soledad) que él trabajaba para al gendarmería a los 16 años, cortando leña. Según él, un cabo de la gendarmería amigo le avisó que iban a atacar el asentamiento indígena, vecino a Las Lomitas. Orlando avisó a los ancianos pero no le creyeron porque creían en el poder de Luciano. El no fue, porque tenía miedo y si creía en las balas de la gendarmería...según Castorina, la mujer de H. González de La Línea, hubo una gran matanza en el lugar de la Bomba, que provocó una huida desorganizada. Ella y su madre pasaron la noche escondidas y al día siguiente huyeron por el monte hasta Pozo Molina". (Idoyaga Molia, citado por Patricia Vuoto y Pablo Wright, El Dios Luciano).
Se lanzan bengalas para iluminar la dantesca escena y determinar mejor los blancos a tirar. Cientos de mujeres con sus niños en brazos, ancianos y hombres comienzan a huir hacia ninguna parte que los lleva a la muerte. Con las primeras luces del alba la imagen es dantesca. Más de 300 cadáveres yacen. Los heridos son rematados. Niños de corta edad, desnudos, caminan o gatean entre los cadáveres envueltos en llanto.
Luego del ametrallamiento "...pensando que al llegar la noche atacarían avanzando sobre Las Lomitas, efectuamos tiros al aire desde todos lados para dispersarlos. El tableteo de la ametralladora, en la oscuridad, debemos recordarlo, impresiona bastante. Muchos huyeron escondiéndose en el monte, al que obviamente conocían palmo a palmo..." (Comandante Mayor (R) Teófilo Ramón Cruz, ob. cit.).
Pero allí no termina la matanza. Comienza la persecución de los que pudieron escapar, para que no queden testigos, contando la Gendarmería Nacional con la "colaboración" de la Policía Nacional de Territorios. Van en dirección a Pozo del Tigre la mayoría, otros para Campo del Cielo, miles se guarnecen en la espesura de los pocos montes que quedan. En los días subsiguientes son rodeados por las partidas. Y allí nuevamente son masacrados en distintos lugares más de 200 personas. Entre los represores ninguna víctima. Se hubiera podido seguir la trayectoria de las tropas por las piras de cadáveres humanos que quemaban a medida que avanzaban.
En total son asesinados en la "campaña" entre 400 a 500 argentinos del pueblo Pilaga, aproximadamente, un número indeterminado de heridos y mas de 200 "desaparecidos". Ello sumado a los mas de 50 muertos por intoxicación, hambre y falta de atención médica y la desaparición de un número indeterminado de niños, elevan las bajas a mas de 750 entre niños, ancianos, mujeres y hombres. La locura llega al extremo de solicitar la intervención de dos aviones caza-bombardeos.
El epilogo y testimonios de la tragedia: Las noticias de la matanza llegan muy confusas a la capital del territorio. Públicamente no se inicia ninguna investigación.
"Extraoficialmente, informamos a nuestros lectores que en la zona de Las Lomitas se habría producido un levantamiento de indios. Los revoltosos pertenecen a los llamados pilagas quienes, según las confusas noticias que tenemos, vienen bien previstos de armas...ya se habrían producido algunos encuentros, no se sabe si con los pobladores de la zona o tropas de la gendarmería nacional". (Diario "Norte", Formosa, Pág.1, Col. 5).
Los diarios de la región de la época también publican noticias contradictorias pero entre líneas se puede observar la verdad de la matanza.
"El viernes último, en horas de la tarde, en la localidad de Las Lomitas, Territorio de Formosa, se ha producido un levantamiento de indios pilagas, como consecuencia de un asalto que habrían realizado estos últimos contra vecinos de ese pueblo, lo que habría obligado a intervenir a las fuerzas de la Gendarmería Nación allí destacadas". (Diario "El Intransigente", Salta, 12 de octubre de 1.947, Pág... 6, col.1-3)-
"No resulta tan ciertas las versiones de que los indios hubiesen asesinado. Se los persiguió y se los sigue persiguiendo. En cuanto a los muertos, nada se sabe en forma oficial porque después de la masacre fueron quemados los cadáveres”.
También es inexacto que los indígenas tuvieran algunos armamentos, como lo prueba el hecho de que solo atinaron a huir cuando los gendarmes descargaron sobre ellos y además en sus huestes no se registraron bajas ni heridos. El miércoles 15 llegó otro tren con pasajeros trayendo nuevos refuerzos de gendarmes y por la noche se esperaba otro tren con soldados y el jueves dos bombarderos, para lo cual se estaba arreglando la pista de aterrizaje".(Diario "El Intransigente", Salta, 22 de octubre de 1947, Pág.. 4, col. 1-3).
Recién el 20 de octubre de 1947, el diario "El Territorio" de Resistencia, Chaco, en la Pág... 3, da la noticia del suceso. Bajo el título "El levantamiento de Indios en Las Lomitas y la situación General de los Pobladores Autóctonos", dice: "días atrás se produjo en Las Lomitas, localidad del vecino territorio de Formosa, un levantamiento de 1.500 indios de las tribus pilagas existentes en esa zona. Fuerzas de Gendarmería Nacional debieron actual con energía para impedir que esa actitud acusara desgraciadas consecuencias, y el gobernador formoseño se vio precisado a concurrir al lugar de los sucesos para calmar a los indígenas sublevados".
"La solución dada a este estado de animo propenso a las mas graves derivaciones, no ha consultado de manera integral el problema que desde hace muchos lustros afecta a los pobladores autóctonos de todo el país, abandonados a su triste suerte por la abulia oficial que nunca se interesó en favor de los mismos. Los indios que animaron el levantamiento lo hicieron después de aguardar en vano el cumplimiento de las promesas formuladas en el sentido de que se les facilitarían tierras para que se arraigaran en ellas mediante la explotación de pequeñas chacras. En los últimos tiempos, estos indígenas carecían de lo más indispensable para el sustento diario, viéndose precisados no pocas veces a incurrir en hechos delictuosos para proveerse de alimentos. Las tierras prometidas y la creación en el lugar de escuelas, como así la entrega de elementos de trabajo, semillas, etc., nunca se concretaron, mientras que las gestiones por el logro de esa ayuda eran recibidas de manera violenta, tal si existiera el propósito de condenar a millares de seres humanos a la inanición...".
Nosotros entendemos con los menos de cinco mil pilagas que quedan en la provincia de Formosa y que se encuentran organizados en la Federación Pilagá, que La MASACRE DE RINCON BOMBA, existió, que la mismo tuvo como afectado directo al Pueblo Pilaga, que el hecho cuya reparación se busca constituye un acto de genocidio, que este hecho motivado por el odio racial, la supuesta superioridad étnica de un grupo mayoritario sobre una minoría, busco y busca la eliminación física y psíquica de un pueblo, la causa hoy se encuentra radicada en Juzgado Federal de Primera Instancia, de la ciudad de Formosa, Provincia del mismo nombre, República Argentina, a cargo del Dr. Marcos Bruno Quinteros, Expediente Nº 123-Ord 35/05, hoy con una serie de apelaciones de parte del Gobierno Nacional que se encuentran radicadas en la Cámara Federal de Resistencia.
Dicha causa busca un resarcimiento colectivo para todo el Pueblo Pilaga como consecuencia de la violación de sus derechos humanos por crímenes de "lesa humanidad";
La determinación de la verdad histórica, a favor del Pueblo Pilaga ("Pitte'laalé'ec"), por la "Matanza de Rincón Bomba", acaecido entre el diez y el treinta del mes de octubre del año 1.947;
Dentro del concepto de resarcimiento se incluye además de la indemnización económica;
a) La verificación de los hechos y la revelación completa y publica de la verdad;
b) El dictado de una sentencia declaratoria en favor de las víctimas;
c) Una disculpa, incluido el reconocimiento publico de los hechos y la aceptación de la responsabilidad por parte del gobierno de la Nación Argentina;
d) La celebración de conmemoraciones y homenajes a las víctimas como la construcción de un monumento con los nombre de las víctimas a erigirse en la Ciudad de Las Lomitas, Provincia de Formosa;
e) La inclusión de datos exactos sobre las violaciones a los derechos humanos del hecho que se investiga en autos, en los planes de estudios y el material didáctico en las Escuelas de ambos niveles, sean públicas o privadas, en todo el territorio argentino;
f) La implementación de políticas de Estado para la prevención de la repetición de hechos análogos.
Se denuncia asimismo que el hecho se sigue perpetrando, que las consecuencias del mismo perduran en los cuerpos y las vidas de todos los indígenas que viven en Argentina, que las políticas etnocidas perduran y causan, sufrimientos dolores a estos pueblos.
Mientras tanto El gobierno Nacional, dice que hace suyo el dolor, pero que el número de muertos no eran tales y que tampoco se encontraban los indígenas desarmados y que no fue un genocidio sino que fue el último alzamiento armado de los indígenas y que en realidad el estado facilitó medios de subsistencia para sobrellevar la situación de emergencia, lo que puede ser perfectamente corroborado por los servidores de la fuerza de seguridad, que en todo caso no tiene ninguna responsabilidad por el acto de sus funcionarios, reconocen la existencia de las ametralladores, carabinas, pistolas, persecuciones, existencias de varios pelotones, rastros de sangre, aviones…admiten uno de ellos fue herido y que entonces tiraba con la otra mano ”…dice el estado “ tanto la asistencia de alimentos y vestimenta que procuró el estado, cuanto la búsqueda de una solución pacífica…”.
Mientras tanto el Gobierno Nacional que hace suyo el dolor, dice que los Pilagas, tenían para accionar hasta el año 1949, que por lo tanto este delito de lesa humanidad se haya prescripto; dice el gobierno nacional que hace suyo el dolor, pero que la Federación Pilaga carece de representación para estar en juicio, porque no hay acto estatal que la reconozca como tal, aunque la constitución reformada del año 1994 habla de la pre – existencia de estos pueblos; dice este gobierno nacional que no está demostrado que los indígenas que hoy reclaman justicia sean herederos de aquellos que sufrieron el genocidio, porque no hicieron los juicios sucesorios, no son herederos forzosos, este estado que aún hoy les niega a los indígenas el derecho a la identidad, que permite el acceso de los indígenas a la justicia cuando solo los crimininaliza, ….dice, dice….
Otra vez, las palabras, los discursos, las leyes vacías, las justificaciones, otra vez, como siempre, justificar lo injustificable….
“ Egidio, comió el caramelo que le dio el Ministro de Gobierno del Chaco, Hugo Markovich, miró a sus compañeros, miro a sus compañeras, hablo en su propia idioma, intercambiaron ideas, el Ministro exigía encolerizado, perdido el control, que hablaran en castellano, ella, Inocencia, miro como sabe mirar profundamente y ahí hablo en castellano, le dijeron al Ministro, que se quedaban en ese despacho del cuarto piso contiguo al suyo, que iban a hacer una huelga de hambre, experiencia no les faltaba, hasta tener una respuesta escrita y se quedaron treinta y tres días, un libro en el medio, la Constitución Nacional, esta es nuestra arma había dicho en otro lado un cacique Mbya Guaraní que pelea para que la Universidad de La Plata deje de usurpar sus tierras y de presionarlos para que acepten lo que ellos se imaginan como solución”.
A la memoria de mis compañeros de lucha, a mis compañeros que me enseñaron que la dignidad se construye día a día, con una sonrisa desde la memoria, desde el lenguaje que no son solo palabras, que la palabra es tal si es verdad, si es convicción hecha lucha y coherencia o que la palabra solo así con verdad, lucha y coherencia, es palabra.
Muchas gracias.
Resistencia, Chaco a los dieciocho (18) días del mes de julio de 2007.
Julio César Garcia Abogado de Comunidades Indígenas
Co patrocinante de la Causa Rincón Bomba conjuntamente con el Dr. Carlos Díaz.