viernes, 25 de enero de 2008

Ponencias 2007

LA LENGUA KOKAMA EN COLOMBIA: "ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE"[1]
Mag. SANDRA RODRÍGUEZ


La síntesis que presento a continuación es el resultado de varios trabajos de campo con los indígenas kokamas de Ronda, ubicados en el asentamiento de su mismo nombre en la ribera del río Amazonas colombiano. Esta lengua pertenece a la familia lingüística Tupí-Guaraní. Mi aporte al Congreso Consiste en presentar una situación etnolingüística y sociolingüística clave para señalar la grave situación que a nivel lingüístico y educativo atraviesa una lengua que esta entre la vida y la muerte.
La lengua kokama es una lengua en vías de extinción, una lengua que en pleno siglo XXI "se debate entre la vida y la muerte". Para el actual grupo étnico kokama de Ronda (Amazonas –Colombia), la lengua preferencial y vehicular es el español y no porque ellos hayan tenido la posibilidad de escoger entre su lengua materna y el español, pues los primeros kokamas tuvieron que someterse a aprender una segunda lengua que les era del todo desconocida, la lengua que mandaba el "patrón", la lengua del "blanco" colonizador, la lengua que se debía hablar, 'el castellano'.
La lengua española fue apoderándose de todos los ámbitos donde alguna vez tuvo relevancia la lengua kokama, al punto de relegar su uso sólo a la intimidad del núcleo familiar; posteriormente los mayores decidieron “no transmitir la lengua indígena a sus futuras generaciones”; sus hijos no volverían a escuchar el kokama ni siquiera en el hogar. Aún así, los adultos mayores la continuaron hablando "en secreto".
Hoy, no son más de cinco los hablantes de kokama que se encuentran en el asentamiento de Ronda, otros dos abuelos, provenientes también de este poblado, se encuentran viviendo uno en Leticia y el otro en la comunidad indígena de Mocagua; de estos adultos mayores se logró recopilar corpus en lengua kokama (léxico básico y gramática). Al parecer en los asentamientos de San José y La Playa existen otros abuelos que todavía la recuerdan, pero la referencia más contundente es que el centro de los hablantes de kokama en Colombia, es el asentamiento de Ronda.
Dice David Crystal (2001: 83-106) con respecto a los factores que ejercen influencia en la muerte de las lenguas en el mundo que, una lengua muere, si mueren todas las personas que la hablan, mueren por catástrofes naturales, como terremotos, huracanes, inundaciones y otros cataclismos, por destrucción total de un hábitat que genera migración o muerte, por hambrunas, por enfermedades que arrasan a los pueblos como por ejemplo en la época del descubrimiento, cuando llegaron los españoles a territorio americano la propagación de epidemias no conocidas por los aborígenes como gripa, viruela, causó la muerte a millones de indígenas que no fueron resistentes a estos virus antes conocidos por ellos; en la actualidad las enfermedades generadas por las guerras, la tuberculosis y el SIDA, tan patente para los grupos humanos en África que ha causado la muerte de hablantes de diferentes lenguas, "en medio de estas catástrofes, los hombres rompen sus lazos culturales y lingüísticos tradicionales”.
En Colombia por ejemplo el conflicto militar ha cobrado que grupos indígenas sean diezmados por masacres ejecutadas por la guerrilla, por los paramilitares o por grupos de narcotraficantes; los pueblos indígenas en medio de este conflicto armado sufren las consecuencias y por ende allí también desaparecen las lenguas étnicas. Otros factores de muerte lingüística están dados por esclavitud laboral, por fenómenos de asimilación cultural, por la influencia de los medios masivos de comunicación que van de la mano a la homogeneización cultural.
Por su parte, Jean Aitchison, en el artículo "La muerte de una lengua" de su libro, El cambio en las lenguas: ¿progreso o decadencia?, (1993:221-235), dice: "Cuando una lengua muere, no desaparece sólo a causa de su edad, pues la muerte puede sobrevenirle también a una lengua joven pero en todos los casos, la extinción se debe a la suplantación de una lengua antigua por una nueva que cuenta con prestigio social y político. La muerte puede producirse por suicidio o por asesinato; por asesinato cuando las lenguas son diferentes, la lengua que cuenta con mayor prestigio social se emplea en un número de circunstancias cada vez mayor, de manera que los que en principio eran hablantes bilingües acaban por disponer de pocas oportunidades para practicar la lengua antigua. Sus formas y construcciones irán siendo olvidadas por los hablantes más jóvenes ya sea omitiendo determinadas terminaciones, ya sea empleando aquellas que coinciden con formas que han encontrado en la nueva lengua. La muerte de una lengua es un fenómeno social que se desencadena por necesidades sociales. No hay prueba alguna de que la muerte se deba a que algo funcione mal dentro de la misma lengua: su estructura básica no es ni mejor ni peor que la de cualquier otra lengua. Si desaparece es porque no satisface las necesidades sociales de la comunidad que la habla".
¿Pero qué fue lo que realmente sucedió con el grupo lingüístico kokama si la lengua indígena fue el elemento vehicular de su identidad étnica?, diremos al respecto, que una lengua dominante oprimió a una lengua minoritaria.
La funcionalidad del kokama en su territorio primigenio era total. Pero una vez sus hablantes fueron "desarraigados", se dio inicio a la muerte lenta de la lengua vernácula; este fenómeno sociolingüístico produjo al interior del grupo étnico una situación ya no de contacto lingüístico sino de conflicto lingüístico; la lengua hablada por los dominadores y opresores fue consumiendo a la lengua minoritaria, especialmente porque la lengua étnica iba en contra de los intereses de la sociedad que tenía el poder en ese instante.

De manera que la lengua indígena es "exterminada" por la lengua del opresor Esta situación sociolingüística se fue desarrollando en estadios que podríamos catalogar de la siguiente manera:
El primer estadio tiene que ver con la confrontación individual y colectiva frente a la identificación de pertenencia a un grupo que es subvalorado y discriminado por el grupo hegemónico. El conflicto étnico es también un conflicto de identidad, de pertenencia, de uso de los códigos lingüísticos, de la aparición de situaciones diglósicas que los hablantes monolingües kokamas jamás habían vivenciado. Se produce un contacto lingüístico, como lo sugiere Zimmermann (1992), bajo condiciones de opresión donde ''la cultura externa se Impone violentamente o también con sutiles medios ideológicos, con frecuencia en contra de los intereses de los afectados...".
Un segundo estadio representa "el caos”, "la confusión" que deja como resultado la disminución del número de hablantes, se percibe el aislamiento de éstos, se reduce la funcionalidad de la lengua, se esconde la lengua indígena, "se ocultan sus hablantes", se hacen "invisibles".

En un tercer estadio, donde el contacto lingüístico ya se ha producido, los hablantes de la lengua indígena comienzan a familiarizarse con la lengua 'del patrón', la lengua 'del poder', el español. Se inicia entonces una incorporación, en sus actos comunicativos públicos, de “expresiones cortas” de esa segunda lengua, la impuesta, y terminan por hablar “a mitad” o sea mezclando los códigos. Entonces al generarse una situación de lucha psico y socio-lingüística entre la prohibición del uso público de la primera lengua, donde se poseía una competencia comunicativa eficiente y el uso obligado de una segunda lengua, totalmente desconocida, donde el aprendizaje y por supuesto la competencia comunicativa es deficiente, surge un hablante incipiente en la segunda lengua y moribundo en la primera. Esta situación de extremo conflicto, de choque emocional, de confusión lingüística y cultural lleva al hablante a adoptar soluciones rápidas como el aislamiento, el silencio, la negación de sí mismo. Estas primeras impresiones dolorosas de contacto sociolingüístico produjeron entre los kokamas hablantes la decisión de no transmitir ‘jamás’ la lengua indígena.
En un cuarto estadio se produce la aceptación de la segunda lengua y al mismo tiempo de la cultura del dominador. Para poder sobrevivir, el grupo tuvo que adaptarse a la vida del "blanco", habló su lengua y participó, aunque en menor proporción, de su economía. Como lo señala Aitchison con los grupos de Etiopia, “cuando existe contacto con una lengua más útil tanto social como económicamente, el bilingüismo se convierte en algo esencial para la supervivencia”. Los kwegu en Etiopia, por ejemplo, se vieron en la necesidad de hablar la lengua mursi y bodi por razones económicas y porque la mayoría de las alianzas matrimoniales se llevan a cabo entre hombres mursi o bodi con mujeres kwegu pero nunca al contrario, de manera que “las mujeres fueron absorbidas totalmente por el sistema de vida de sus maridos [...], en consecuencia ha ido disminuyendo la adquisición del kwegu como primera lengua”.
En la situación de pérdida lingüística del grupo kokama, hablar más de conflicto lingüístico que de contacto lingüístico amplia el espectro de análisis de los hechos sociolingüísticos acaecidos hasta hoy. Como lo sostiene Gugenberger (1995:184-185), para el caso de los quechuahablantes en el sur del Perú, la sociedad hegemónica impuso un modelo económico, político, una lengua y una religión así que el conflicto lingüístico sólo se pudo hacer tangible en la observación de las actitudes y el comportamiento de los individuos. La lengua del grupo opresor desplaza a la lengua del grupo oprimido; así ocurrió en Ronda, a la Ilegada de los monolingües kokamas, la lengua española fue desplazando a la lengua indígena en todos los ámbitos.
Igualmente, se contempla la situación de conflicto lingüístico entre los kokamas de Ronda, al analizar sus interacciones, sus opiniones frente al hecho lingüístico, frente a las épocas vividas por los adultos mayores con respecto a los nuevos tiempos y las apreciaciones de los kokamas hablantes y no hablantes acerca de la decisión de volver a retomar la idea de divulgar la lengua indígena pasado el tiempo de la prohibición lingüística.
[1] Documento elaborado por Sandra Rodríguez, Magíster en Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Actual docente de Planta de la Facultad de Educación, Universidad de la Salle, Bogotá, Colombia.